domingo, 15 de noviembre de 2009
Incinerando besos
Desear que ocurra, saber que no conviene.
No hablar del sentimiento, y así parece que no duele y que nunca pasó.
Beber y hablar de ello, dormir y soñar con aquello que se repite, despertar y sufrir de nuevo.
Eres fuerte, venga ya con las tonterías, claro que el precio a pagar por visitar la luna es entrar en mi particular agüjero, y gusta saber que los mediocres no saben ni de un lugar ni del otro, pero pesa..., además, no soy fuerte soy resistente a ratos.
Verte rodeada de personas y situaciones que te hablan de ello sin hablar, quieres huir pero se llega a la injusticia con los otros, creo cada vez más en esa injusticia...
Mochila, es mi mochila, siempre estará pero no la quiero, o quizás si?
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3 comentarios:
Somos resistentes en un mundo que se construye de errores.
Un Abrazo
Como entiendo eso del peso de la mochila... Y es necesaria, claro que es necesaria para poder sentir, en un momento dado, la levedad.
Te imaginas siempre sentirse leve? Uno se sabe sentir leve cuando experimenta el peso.
Qué bonita la foto.
Un beso, reina.
Edu, como lo sabes.
Toshi: tu si que eres bonito. Que vivan nuestras mochilas y la levedad salvadora.
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